miércoles, 30 de octubre de 2013

Color en el cine mudo


Entre 1895 y 1927, la inmensa mayoría de las películas se rodó en blanco y negro. Sin embargo, ya desde el principio muchos cineastas intentaron dar color a las filmaciones. Georges Méliès tenía un equipo de obreras que pintaban a mano los fotogramas de sus películas, logrando así que en la proyección se vieran en color. Lo más habitual, sin embargo, era otro estilo de color, que se obtenía sumergiendo segmentos de película o la película completa en un tinte de un determinado color, lo que daba a la película un tono monocromo[1]. Para mediados de los años veinte, se había desarrollado en la industria del cine todo un código de colores según el tipo de escena. Así, las escenas nocturnas solían teñirse de azul oscuro o verde, mientras que otras tenían otros colores. La elección de estos colores era tan importante que, durante el rodaje, en la claqueta solía especificarse, además del número de toma, el color con él la escena debía teñirse en postproducción.




[1] Que solo tiene un único color.


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